Memorias

Sobre la fundación del CIO

Fecha: 01 de Marzo de 2020

Edición: Marzo 2020 No. 22

Zacarías Malacara Hernández | Casos | Visto 3955 veces

Preliminares

El siglo de las luces llega gradualmente a la nueva España. Primero aparece como un movimiento político y posteriormente, se produce la fundación de instituciones de estudio e investigación. Desde el periodo carlista, se erige la Escuela de Minería y la escuela de Medicina. Con el Movimiento independista y los avatares de la naciente Nación Mexicana, se detiene el proceso de desarrollo científico tecnológico. La erección, sostenimiento y desaparición de las instituciones científicas están determinados por una gran cantidad de circunstancias sociales, económicas y políticas. La gestión del Presidente Porfirio Díaz dio lugar a la fundación de las primeras instituciones científicas del periodo independiente de México: El Observatorio Astronómico Nacional, El Observatorio Meteorológico Nacional y el Instituto de Geografía y Estadística. Posteriormente, durante la Gestión del Presidente Ávila Camacho se funda el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla, Pue. En el año de 1971, dio inicio el proyecto conducido por el Dr. Guillermo Haro para impulsar un instituto dedicado a la investigación de tres líneas cercanamente conectadas tanto científica como tecnológicamente: la astrofísica, la óptica y la electrónica. El resultado fue el decreto del 12 de noviembre de 1971 que establece la fundación del Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE) a partir del Observatorio Astrofísico Nacional.

Figura 1. Firma del convenio constitutivo del Centro de Investigaciones en Óptica. Palacio de Gobierno de Guanajuato, 21 de abril de 1980 (Gaceta UNAM)

Figura 2. Asistentes a la escuela de invierno de procesamiento de imágenes en Cuernavaca, Mor. (Enero 1981) Primera actividad académica internacional del CIO (1981).

El INAOE

La visión que alentaba el trabajo del primer Director del INAOE, era su personal leitmotiv centrado en la construcción de un observatorio tecnológicamente avanzado. Sostenido por técnicas modernas de la óptica y la electrónica para apoyar la investigación observacional con instrumentos dentro del más avanzado estado del arte. Un observatorio con estas características produciría un avance científico importante en la astrofísica con derrames tecnológicos de las otras dos áreas asociadas.

Una vez colocado el primer hombre en la luna, la carrera espacial de los dos bloques más importantes entraba en franca ralentización, a pesar de que sus aportes al desarrollo científico y tecnológico y la inclusión de los resultados a la economía de mercado eran más que evidentes. Sin embargo, para la asFigura 3. Logo de papelería inicial del CIO. Nótese la fuente utilizada originalmente, que no sobrevivió. Figura 4. Logo en papelería reciente. Figura 5. Foto actual de la sede original del CIO en Privada del Consuelo (Google Maps). trofísica, tanto los Estados Unidos como los países Europeos tenían importantes propuestas: Kitt Peak, Mauna Kea, Islas Canarias, La Serena, La Silla, entre otros. Asimismo, se iniciaban las primeras observaciones de radioastronomía, ondas gravitacionales y neutrinos solares con equipos altamente sofisticados.

Mientras tanto, los diagnósticos de la situación en México, exhibían un país totalmente ausente en lo que se refiere a fabricación y desarrollo de todo tipo de elementos ópticos. Se deseaba para un futuro cercano, la instalación de desarrollos industriales en productos ópticos a imagen de lo sucedido en ciudades como Jena y Oberkochen en Alemania y Rochester, Estados Unidos, ciudades donde se habían instalado diversas industrias ópticas con vastedad de productos. De la amplísima variedad de instrumentos ópticos tradicionales, ahora se enriquecía la ciencia óptica del recién inventado láser y la amplia gama de dispositivos optoelectrónicos en proceso de desarrollo. El panorama de la añeja y venerable óptica se renovaba de manera prometedora.

Figura 3. Logo de papelería inicial del CIO. Nótese la fuente utilizada originalmente, que no sobrevivió.

Figura 4. Logo en papelería reciente

Figura 5. Foto actual de la sede original del CIO en Privada del Consuelo (Google Maps).

Se consideraba de primordial importancia tener un telescopio mexicano de gran diámetro, las tecnologías asociadas en óptica, electrónica y mecánica deberían participar de manera definitiva en su diseño. Tal vez de ello, resultarían los derrames tecnológicos detonadores de industrias importantes para el país.

La primera tarea asumida por los directivos del nuevo instituto, fue la construcción de un telescopio considerado de grandes dimensiones para los estándares de la época. La ambición iba mucho más allá de tener un instrumento profesional de alto valor científico. La instrumentación asociada y la operación del mismo, debía iniciar un círculo virtuoso definido a lo largo de una trayectoria dada por: la Investigación básica→ Investigación aplicada → Formación de recursos → Industria innovadora → Investigación básica. Ninguno de los eslabones de la cadena debía ser dejado fuera en un futuro, pero proponía iniciar en la etapa de la investigación básica.

Iniciaba el año de 1978 y el importante proyecto del telescopio, entraba a su etapa final. Felizmente, a través de un esfuerzo casi inhumano, la óptica del telescopio de 2100 mm se acercaba a su conclusión a pesar de los pronósticos en contra, dados los resultados frustrados de los grupos de Argentina y Brasil. La construcción de la óptica dejaba al descubierto una gran deficiencia que se identificó como una oportunidad a ser atendida. Las pruebas ópticas habían permanecido como una importante actividad, practicada de manera celosa por importantes maestros de la fabricación óptica. Muchas de ellas habían sido publicadas en revistas de circulación muy limitada, otras eran parte del secreto de la técnica. Otros desarrollos, no se habían actualizado a la luz de las nuevas tecnologías o bien no se había encontrado una solución aceptable. Por esta razón, además del telescopio exitosamente terminado, se decide publicar el libro Optical Shop Testing, libro líder en el tema en todo el mundo, donde se pudo congregar a lo más granado de los expertos en pruebas ópticas nacionales y extranjeros, se formaron cuadros en el campo que les produjo un prestigio mundial a los participantes.

Nacionalmente, las noticias de la conclusión de la óptica del telescopio se diseminaban tanto en los ambientes científicos como las oficinas donde se define la política científica. En mayo de 1978, se reunieron personalidades académicas nacionales en un evento en la Cd. De México. En el transcurso, se encontraron de manera fortuita, los Dres. Guillermo Soberón, Arcadio Poveda y Daniel Malacara. Enterados que estaban de la inminente y feliz conclusión del telescopio, felicitaron al Dr. Malacara por el cercano término. Los ambigús aparecieron al final y al ánimo de los Martini, y el buen vino, el Dr. Soberón lanzó la propuesta a Daniel: ¿Por qué no regresa usted a la UNAM a iniciar un instituto universitario de óptica? La propuesta fue celebrada como una ocurrencia del momento. Para sorpresa, el Dr. Soberón estableció posteriormente contacto con el Dr. Malacara afirmando lo serio de la propuesta. “… Tengo conocimiento de las divergencias entre Ud. y el Director. Haga una propuesta para un centro universitario de óptica, con miras de convertirse pronto en un Instituto de óptica…” La conclusión de la óptica del telescopio llegó al mediar el mes de junio de 1978. Tal como se comprometió, el 90% de la energía capturada incidía dentro del disco limitado por el seeing atmosférico. Cumplida la promesa de manera cabal, el Dr. Malacara renuncia al INAOE y es contratado por el Instituto de Astronomía el 1 de julio de 1978. Su proyecto: planear el establecimiento de un Centro Universitario de Óptica.

El Proyecto Universitario

La invitación del Dr. Soberón fue el detonante que activó el proyecto, dada una conjunción de circunstancias, a saber: viejos compañeros de banca de Daniel en la escuela preparatoria, se posicionaban en puestos importantes: El Lic. Luis Humberto Ducoing Gamba, en la gubernatura del estado de Guanajuato, El Lic. Roberto Plascencia Saldaña, al frente de la Junta de Administración Civil (JAC) de León (unos años antes, un problema electoral hizo postergar la función del Presidente municipal), la fundación del CONACyT con destacados científicos de la UNAM y el IPN, además de otros funcionarios menores.

Los planes para iniciar el Centro Universitario de Óptica reúnen un grupo de ópticos entusiastas que consideraban que el INAOE no tenía ya una opción novedosa, una vez concluido el telescopio. Entre ellos mencionamos al Ing. José Castro Villicaña, Mto. Arquímedes Morales Romero, Carlos Javier Martínez Castro. Así, comienzan los diálogos con los funcionarios universitarios con miras a la creación del Centro de óptica. Una corriente gubernamental promovía la descentralización de las actividades científicas nacionales, por lo que surgió la propuesta de tal vez iniciar el proyecto en la Cd. de León. Daniel busca establecer contacto con el Gobernador de Guanajuato y con el Jefe de la Junta de Administración Civil de León. Entrevistarse con el Presidente de la Junta de Administración Civil ocurrió prácticamente de inmediato. La entrevista con el Gobernador fue más complicada pero ocurrió de manera accidental, pues se requería una apropiada ventana de tiempo. El momento ocurrió cuando el Presidente de la JAC llamó a Daniel para juntos 39 NC abordar al Gobernador al finalizar un evento en León. El gobernador decidió recibir al Dr. Malacara y al Presidente de la JAC en el autobús adaptado como oficina de gobierno, mientras se trasladaban a la Cd. de Guanajuato. El Gobernador se entusiasmó con el proyecto y prometió un total apoyo. Al concluir el diálogo, ambos descendieron del autobús a pie de carretera y bajo una pertinaz llovizna se avocaron a buscar un taxi para retornar a León.

A este punto, las negociaciones y definiciones requieren de un intenso trabajo de cabildeo y coordinación. Pese a ello, lo que prometía ser una promoción ágil, se vio súbitamente entorpecida. La negociación parecía entrar en un impasse. En pocos meses, la gestión del Gobernador y del Presidente de la Junta de Administración Civil llegaría a su término. La gestión del Rector de la UNAM también llegaría a su fin, aunque más tarde. Parecía que negros nubarrones ensombrecían el proyecto.

El proyecto avanzaba en sus fundamentos, se puso en operación un proyecto asociado al Centro de Instrumentos de la UNAM con presupuesto propio, nómina y espacios. Se incorporan al proyecto Ventura Casselin, Cristina Solano, Sergio Calixto, Gustavo Rodríguez Zurita, Jesús Moya Cessa, Ricardo Flores Hernández, Leopoldo Ortiz Arcos, Fernando Sobrevilla Calvo y Zacarías Malacara. El trabajo secretarial lo lleva a cabo María de Jesús Acosta Pineda. Se adquiere equipo óptico con la mira a usarse como equipo seminal, así como un conjunto aproximadamente 1500 libros, máquinas pulidoras y generadoras para fabricación óptica, tornos y cepillo, mesas holográficas y una computadora Digital Equipment PDP 11/34.

Entre los participantes del proyecto, los sentimientos eran encontrados. Se adquiría equipo, había presupuesto, el municipio de León había prometido un terreno de 2.5 hectáreas, el Gobierno del Estado prometió una partida para la construcción del primer edificio y sin embargo, en la Rectoría de la UNAM, el impasse persistía. El rector de la UNAM se encontraba en Europa realizando encargos de La presidencia de la República. Por esta razón, el Rector estaba inaccesible y el Departamento Jurídico de la UNAM a cargo del Lic. Diego Valadéz no daba curso a los requerimientos del proyecto.

En la desesperación por la atonía, fue necesario literalmente acosar de manera casi impertinente al Rector Soberón, para estimular el impulso necesario. Cuando finalmente estuvo accesible el Rector, manifestó sin ambages la razón del retraso: El Rector conocía de los corrillos políticos el nombre del siguiente Gobernador: Enrique Velazco Ibarra, Universitario de cepa que había sido Secretario General de la UNAM y que al momento fungía como Secretario de la Presidencia. El rector consideraba que con él, el proyecto tendría un apoyo más sólido, lo cual se cumplió como se esperaba.

Una vez efectuado el cambio de Gobernador, el proyecto pudo avanzar, no sin escollos. Nuevamente, surgió cierto grado de oposición al proyecto. Personas tanto dentro de la UNAM como en el Estado, no veían con agrado la incursión de la UNAM dentro de Guanajuato. A cierto punto, el Rector Soberón propuso que la creación de varios centros de investigación ya no serían centros universitarios, sino que deberían ser centros desconcentrados dependientes de un órgano de gobierno formado por la UNAM, el CONACyT, el Gobierno del Estado y la universidad estatal. En el caso del propuesto Centro de Óptica, la Universidad de Guanajuato no apoyaba definitivamente la creación del Centro, ya que consideraban que la UG debía ser la Institución educativa y de investigación por excelencia en el estado. Ante el entorpecimiento de las gestiones, se decidió prescindir de la participación de la UG en el proceso de fundación e incluir en su lugar al Municipio de León.

Figura 6. Terreno del CIO con Colegio Miraflores al fondo (1980)

Figura 7. Arquímedes Morales y Francis en la primera unidad administrativa (1980).

Mientras tanto, los trabajos continuaban en la UNAM. Los participantes se dedicaban a hacer las compras de equipo y materiales para iniciar las labores de investigación sin esperar a la constitución oficial. Algunos equipos, como la computadora y las máquinas pulidoras fueron almacenados en espera de su traslado a la sede definitiva. Algún equipo menor fue desempacado, pues era necesario mantener la producción científica para justificar el proyecto. Las reuniones de trabajo para planeación y revisión de avance se efectuaban cada semana. Asimismo, otras reuniones de carácter académico se realizaban periódicamente. La presencia del grupo se manifestaba a través de los cursos impartidos en la Facultad de Ciencias, la participación en congresos y la participación en las actividades académicas de las instituciones huésped: el Instituto de Astronomía y el Centro de Instrumentos de la UNAM.

Las actividades de puesta a punto del nuevo Centro fueron por rumbos extraños. El Director en turno del Centro de Instrumentos de la UNAM, el Maestro Héctor del Castillo sugirió a Daniel el aprovechar su departamento de diseño gráfico para elaborar la papelería necesaria para las comunicaciones oficiales. Daniel elaboró un logotipo donde los caracteres correspondientes a las letras iniciales, se mostraban estilizadas hacia el perfil de un sistema óptico bien conocido entre los diseñadores ópticos como: Triplete Cooke, Los biseles de las lentes perfilaban de mejor manera los caracteres gráficos del acrónimo. Una línea de luz, similar a un pulso láser recorría el sistema de lentes a lo largo del eje óptico. El logotipo resultó simple y de un golpe de vista, recordaba el nombre y las funciones de la institución. El departamento de diseño gráfico del Centro de Instrumentos de la UNAM le dio forma final al concepto e imprimió los primeros bloques de papelería del naciente centro. A lo largo de los años, el logotipo ha sufrido pocas modificaciones, si acaso solamente para disminuir las aberraciones esférica y de coma. El sistema no se ha acromatizado por considerarse que no es necesario para un pulso láser coherente.

Llegado el momento de iniciar actividades en la nueva sede de León, el Director del Centro de Instrumentos de la UNAM, el Ing. Héctor del Castillo, mostró gran preocupación ante la posibilidad perder a un importante equipo de ópticos. Tras discutir el Dr. Malacara y el Ing. del Castillo, acordaron dejar en el CIUNAM un grupo pequeño de ópticos en el DF, entre los que estaban Ricardo Flores, Leopoldo Ortiz y Manuel N.

Al mediar el verano de 1979, en el ambiente se aseguraba la inminente fundación del CIO. El grupo inicial tenía que tomar la decisión de cuándo mudar su familia a León, toda vez que en septiembre iniciarían los cursos en las escuelas. Por razones prácticas, se mudaron a León, pero el inicio del CIO se retrasó ocho meses más, por lo que este grupo se vio en la necesidad de viajar a la Ciudad de México todos los lunes en la madrugada para volver a León los viernes al medio día a convivir con la familia.

Fundación del CIO

Finalmente la fecha llegó el 18 de abril de 1980. Se protocolizó ante Notario Público la asociación civil denominada Centro de Investigaciones en Óptica, A. C. Posteriormente, el 21 del mismo mes, en ceremonia realizada en el Palacio de Gobierno de Guanajuato y con la presencia del licenciado Enrique Velazco Ibarra, Gobernador de Guanajuato, el Dr. Guillermo Soberón Acevedo Rector de la UNAM, el Dr. Edmundo Flores, Director General de CONACyT, el Lic. Néstor Raúl Luna Hernández, Rector de la Universidad de Guanajuato, el Lic. Harold Gabriel, Presidente municipal de León e invitados, se fundó el Centro de Investigaciones en Óptica y el Centro de Investigación de Matemáticas. Además, el Instituto de Geología estableció una estación, proyecto que no tuvo posterior avance. Más tarde, en la casa del Conde de la Valenciana se celebró el evento con una comida.

Puesta en marcha del CIO

Tan pronto se firmó el convenio de fundación se buscó una sede temporal, localizada en la Privada del Consuelo # 120 a pocos pasos del Arco de la Calzada. Se inició la mudanza del equipo y biblioteca prestada por la UNAM y ya con personalidad jurídica y patrimonio propio, los primeros investigadores viajaron a diversas localidades nacionales y extranjeras para la adquisición del equipo inicial. Destacan en esa compra, las primeras máquinas herramientas del taller mecánico, las primeras máquinas pulidoras del taller óptico, una impresora offset, la evaporadora Balzers, las primeras mesas holográficas, el equipo fotográfico, los primeros láseres de He-Ne y un láser de argón. Ante las compras intensivas, los contratiempos ocurrieron, como el par de máquinas de taller óptico que se perdieron tras la colisión en el aeropuerto de la Cd. de México del avión DC10 de Aeroméxico.

Entre los primeros participantes en los trabajos iniciales encontramos a: Dr. Daniel Malacara H. (Director General), Mtro. Arquímedes Alonso Morales Romero (Secretario Académico), Ing. José Castro Villicaña (Jefe de talleres) Mto. Gustavo Rodríguez Zurita, Mto. Jesús Moya Cessa, Mto. Zacarías Malacara Hdez, Fís Humberto Sotelo González, Ing. Carlos Javier Martínez Castro y Armando Becerra. La parte administrativa fue cubierta por Francis Malacara en la Secretaría Administrativa, Socorro Silva Navarro en contabilidad, María Eugenia González Díaz en la parte secretarial y Catalina Chávez Vázquez en la biblioteca. En cómputo, Pablo Carmona Ventura se hace cargo de la operación de los sistemas y la PDP/11. Poco tiempo después, se incorporan en el taller mecánico el Fis. Humberto Sotelo Glez y los hermanos José Luis y Juan Carlos Flores Arias.

Figura 9. Ing. Héctor Mayagoitia Domínguez, Director General de Conacyt en colocación de la primera piedra del edificio de talleres ( Ca. 1982)

En los dos años durante la primera ubicación del CIO, se incorpora José Javier Sánchez Mondragón como investigador, recientemente doctorado en Rochester. Jorge Vargas en el taller mecánico y Guillermo Rodríguez en dibujo y servicios generales.

Vale la pena mencionar que en la época que se funda el CIO, las actividades de investigación nacionales tenían su centro esencialmente en la Ciudad de México. Pocas localidades fuera de allí tenían actividad de investigación (Puebla, Los Tuxtlas, Ensenada, Cuernavaca, Mazatlán, Querétaro, Hermosillo…) Una tarea importante consistía en identificar posibles investigadores para trabajar en el nuevo CIO. No fue una tarea fácil toda vez que la ciudad de León, si bien se acercaba a la población de un millón de habitantes, su vida académica era esencialmente inexistente. La participación de la Universidad de Guanajuato se reducía a la Facultad de Medicina con una antigüedad ya de casi treinta años, el Instituto de Investigaciones Médicas y la Universidad del Bajío (UBAC) de reciente fundación. Por lo demás nacía el CIO en un pueblo zapatero de industria casi artesanal. Los esfuerzos por traer a León actividades académicas habían iniciado un par de años antes con la fundación de instituciones tales como el Centro de Investigación y Asistencia Técnica del Estado de Guanajuato CIATEG, Instituto Tecnológico de Monterrey ITESMLeón. Centro de Investigaciones Médicas del Trabajo UG, Universidad Iberoamericana León, Colegio del Bajío y unos años después, el Instituto de Física de la UG. Algunas de las instituciones formadas pocos años antes, habían sufrido del indeseable efecto de mortalidad infantil, como el Campo Agrícola Experimental. Por esta razón, pocos investigadores deseaban formar parte de la familia CIO.

La contratación de nuevo personal resultó bastante difícil. Es curioso que en esas primeras etapas del CIO, fuera más fácil contratar de manera temporal, semi-permanente o permanente a investigadores extranjeros que los nacionales, donde destacamos al Dr. M. V. R. K Murty, Dr. Lubjomir Matulic, Dr. Ramendra Bahuguna y el Dr. Javier Santamaría. Pronto se incorporaron al equipo jóvenes y entusiastas personalidades. Algunos con su doctorado recientemente concluido como José Javier Sánchez Mondragón, Otros con una licenciatura terminada, como Gustavo Torres Cisneros, Carmen Menchaca, Ramón Rodríguez. También se incorporaron estudiantes para desarrollar su tesis, como Arturo Olivares, Rufino Díaz Uribe. Como egresados, los ingenieros Manuel Servín Guirado, Luis Arturo Saavedra Ramírez, Jorge Vargas Guerra, Juan Luis López Santillana. La computadora adquirida en una época anterior a las computadoras personales, fue un atractivo para estudiantes locales. Así ingresan los ingenieros Efraín Chávez Cortés y Lupita Escamilla, junto con sus estudiantes Francisco Javier Cuevas de la Rosa y Olga Orozco Lázaro, todos ellos egresados del ITESM:

En la fundación del CIO, los socios funda- 44 ARTÍCULO dores ofrecieron jugosas aportaciones. La UNAM propuso mantener el salario de los universitarios que se mudaban a la nueva sede y el equipamiento original en préstamo; el CONACyT contribuyó con una partida presupuestal importante para el equipamiento inicial y los salarios de las nuevas contrataciones; el Municipio de León, puso a disposición el terreno de 2.5 hectáreas; el Gobierno del Estado se comprometió a pagar el costo de la construcción del edificio inicial. Adicionalmente, la UNAM ofreció la aportación del importante arquitecto universitario Orso Nuñez para el diseño del edificio primero, tomando como diseño inicial los bosquejos hechos por el grupo de investigadores. De esos bosquejos, se tomaron los espacios definidos, sus superficies designadas y la distribución aproximada. El proyecto final no se pareció al propuesto inicialmente por los arquitectos aficionados.

Un proyecto de institución científica no inicia con la compra de equipo y el establecimiento de los espacios físicos. Justo es mencionar, que en la época de la fundación del CIO, varias otras instituciones comenzaron en paralelo sus actividades. Un número de ellas, finalmente no alcanzaron el nivel de madurez esperada, por lo que sus órganos de gobierno decidieron cancelar los proyectos. En el recién fundado CIO, era de primordial importancia, iniciar de inmediato con las actividades académicas para justificar la presencia. Se mantuvo un nivel modesto de publicaciones y presentación en congresos. Muy interesante es mencionar, que en esa época se fundó el Centro Internacional del Matemáticas Orientadas en la Cd. de Cuernavaca, Morelos. Dicho Centro propuso al naciente CIO, la organización de una escuela de invierno de Óptica en Cuernavaca. En esta oportunidad, participaron los más importantes investigadores de las Ciencias Ópticas, entre los cuales anotamos: Emil Wolf, Robert Hopkins, Parker M. Givens, Joseph Goodman, Anil K. Jain, H. H. Hopkins, Giuliano Toraldo di Francia, Alexander Sawchuk, Brian Thompson, Leonard Mandel, Nicholas George. Asistía en esa ocasión, una estudiante del Dr. Goodman, la estudiante Ellen Ochoa, quien posteriormente ingresa a la NASA como astronauta y tras cuatro misiones espaciales, sería Directora del Johnson Space Center en Houston.

Figura 8. Profrs. H. H. Hopkins (Imperial College, Londres ) y D. Malacara (CIO México) 1981.

La sede definitiva del CIO

El mes de julio de 1982 se cumplieron las promesas. El primer edifico del CIO proyectado por el Departamento de Obras y Conservación de la UNAM, en terreno donado por el Municipio de León y bajo el patrocinio de construcción del Gobierno del Estado fue inaugurado y ocupado. El edificio proyectado por el connotado arquitecto Orso Nuñez, fue entregado. Actualmente es parte del edificio D conocido como edificio académico. Este edificio contenía los cubículos de los investigadores, las oficinas administrativas, biblioteca, laboratorios, auditorio, taller óptico. El taller mecánico se instaló en una cabaña a un lado del edificio. Dadas las necesidades de espacio, los cubículos de investigadores tuvieron que dividirse en dos para alojar más investigadores y personal. El propósito era aumentar el número de cubículos a costa de su amplitud con intención de remover posteriormente las divisiones de tablarroca y devolver las superficies inicialmente planeadas. Cuarenta años después, no solo no se han removido las divisiones sino que para algunas oficinas ocupadas por estudiantes les fueron instaladas las llamadas “Caballerizas” que permitieron alojar tres o cuatro estudiantes por media oficina.

Al finalizar el segundo año, el CIO ocupaba una hermosa sede, suficiente para el grupo reducido. La tarea inmediata era elevar la calidad de las actividades académicas. No desaparecía de la mente de los participantes, la construcción de los eslabones del círculo virtuoso: Investigación básica→ Investigación aplicada → Formación de recursos → Industria innovadora → Investigación básica. La construcción de este círculo virtuoso se inició con el establecimiento de una investigación básica firme y una investigación aplicada incipiente. Posteriormente, se buscarían iniciar un posgrado en óptica y dar inicio a una asociación profesional de óptica nacional. El crecimiento en calidad era un objetivo inmediato. El crecimiento en cantidad era deseable buscando no arriesgar la estabilidad institucional.